sábado, 13 de diciembre de 2014

6.bichito libre, bichito feliz

Despierto cansada. Hace un par de meses que tengo molestias en el brazo izquierdo, cosa que hace que no descanse como es debido. Aún así, me levanto temprano con muchas ganas de explorar la zona, de ducharme y sobretodo; de desayunar.

Nada más salir de la habitación, un camino de piedras me lleva hacia una terraza con unas vistas preciosas. El hotel está situado encima de un acantilado, al lado del río Progo, el cual avanza caudaloso arrastrando todo lo que encuentra a su paso. Al otro lado, todo el terreno se halla cubierto de vegetación, sin un hueco para viviendas, cultivos ni rastro de vida humana. Al fondo, asoma una especie de plataforma que sobresale de las copas de los árboles. 

-Good morning!-exclamo con un tono muy alegre a un chico que intuyo como trabajador-
-Hey, Silvia!Did you have a good sleep?-me responde con una gran sonrisa-
-Yes, thank you!-pronuncio al mismo tiempo que me toco el brazo izquierdo, que aún está despertando-

Es genial que se dirijan a ti por tu nombre cuando ni siquiera te ha dado tiempo a presentarte. Supongo que el hombre del cabello blanco ya le ha hablado de mi llegada. Seguidamente, propone prepararme el desayuno mientras echo un vistazo alrededor del hotel. 

Hay una especie de anfiteatro en la entrada, a la derecha. Me acerco hasta allí y me sorprende una iguana del tamaño de la palma de mi mano. Reposa sobre unos hierros oxidados al filo del muro, desde donde hay una caída de unos tres metros hacia abajo. Tan solo me da tiempo a pensar qué bonito sería poderle hacer una fotografía, cuando repentinamente, se precipita al vacío sin apenas mover el cuerpo. Entonces, recuerdo a Laura, una amiga del colegio que siempre había querido tener una iguana. Cuando llegamos al instituto, finalmente la consiguió. La llamó Tay, creo recordar; y ella estaba enamorada de su iguana, aunque al parecer llegó a crecer tanto que no cabía en el terrario y dejó de moverse. Era una vida muy triste para el animal y, no recuerdo muy bien cómo, se tuvo que deshacer de ella. Es una lástima que todos los animales no puedan crecer libres en su hábitat.

El desayuno consta de especialidades de la gastronomía indonesia. Éstas, están hechas a base de arroz, coco, tapioca, plátano y otros ingredientes que no reconozco. Se envuelven delicadamente en hojas de árbol frescas y se atan con una pequeña rama. Para acompañar, sirven una jarra de té con azúcar puro de caña. Está todo delicioso, no entiendo cómo puede ser que en todas partes cocinen tan bien. Le pregunto a Dani, que así se llama el chico que me sirvió el desayuno; para qué sirve la plataforma entre la vegetación. Resulta ser un negocio que tienen montado de deportes de aventura, donde se incluyen el bungee jumping desde esa plataforma o el rafting en el río Progo; entre otras. 

Cojo una bicicleta prestada del hotel para desplazarme hacia el templo de Borobudur, que se encuentra a unos diez minutos. Ahora es cuando veo realmente cómo es el camino por el cual fui la noche anterior. Las casas son grandes, todas tienen un gran jardín con árboles frutales y vacas, cabras, gallinas o patos. Sin querer, me traslado a los años sesenta en España, a través de las historias que mi madre ha contado mil y una veces sobre el trueque en los pueblos, el cultivo y el ganado como subsistencia, la falta de electrodomésticos o de vehículos. También me dice siempre que las personas eran mucho más humildes y confiadas en esa época. Durante el trayecto, reflexiono a fondo sobre la relación entre tener todas las comodidades y perder la humildad. 

Ya en el templo, de lejos, observo su envergadura y alucino. Imagino cómo llevarían más de dos millones de piedras para construir el templo más grande del mundo. En sus dos primeros niveles, se pueden contemplar bajorrelieves sobre la vida de Buddha que captan toda mi atención. Mientras paseo solitaria, los cientos de visitantes se concentran arriba de todo como un rebaño de ovejas; por tal de sacar las fotografías más típicas de las terrazas y sus campanas. Paso completamente desapercibida, meditando a mi manera, exprimiendo la paz que me brinda el lugar. Hasta que subo arriba y me descubren todos los grupos de niños que vienen de excursión con el colegio. Prácticamente todos quieren sacarse una foto conmigo. Al principio no lo comprendo, pero en seguida caigo en que muchos de ellos no deben haber visto nunca un europeo en sus aldeas. 

Desde lo alto, percibo una colina que forma parte del parque donde se encuentra el templo. No parece estar nada ocupada, así que me dirijo hacia allí para seguir aislada de la masa turística y tomar otra perspectiva de Borobudur. Descanso tumbada en un banco, me descalzo, siento una suave brisa en mi piel. No noto sensación de calor, pero algo me dice que estoy al borde de la insolación. 

Especie de saltamontes fucsia mate que me acompaña en la subida a la colina

Mis siguientes paradas son en una galería de arte indonesio, luego en una especie de zoológico donde tienen una clase de ciervos y también elefantes; atados con cadenas para pasear a los turistas cuando estos lo soliciten... Luego paso por el mercado artesanal de souvenirs donde me avasallan viva, por el museo de Buddah y por el de arqueología. Ahora creo que mi jornada en Borobudur ha sido suficientemente productiva como para volver al hotel. 

Una vez allí, Dani y Sony (el viejo de pelo blanco) se prestan a hablar de todos los temas que se nos ocurren. Otra pareja de amigos suyos se unen a la charla y pasamos un buen rato comentando desde las situaciones más cotidianas, hasta los pensamientos más complejos de nuestro ser. Bajo mi punto de vista; la compañía, el olor a incienso, la luz de las velas, los manjares indonesios, los sonidos de la naturaleza y el lugar en sí, representan una velada totalmente auténtica y exquisita. 

El remate está en un buen masaje oriental. Nada más mencionar el dolor que padezco, Sony llama a un buen amigo suyo para dejar el problema en sus manos. Según ellos, a este hombre le avalan muchos años de experiencia en distintos cuerpos y enfermedades varias; por lo que deseo confiar en que esta vez sea la definitiva y el dolor desaparezca. 

Al verlo llegar, tengo la misma sensación que el día anterior cuando conocí a Sony; aún teniendo distinto aspecto a él. Me complace ser su paciente esta noche. Tengo un presentimiento de que esto sí va a funcionar. 

El masaje comienza por mis pies y va subiendo poco a poco por las piernas, la espalda, los brazos, las manos, el cuello y la cabeza. Insiste en reseguir nervio a nervio, hincando sus dedos con fuerza. En varias ocasiones, el dolor es casi insoportable. Ya hacia el final del masaje, en la zona problemática, saltan mis lágrimas a causa del terrible sufrimiento. Todavía no puedo aventurar si verdaderamente he dado con la solución, pero mantengo mis esperanzas y el máximo respeto por este honorable señor. 

Al finalizar, él tan solo pide la voluntad. Es muy grande esta actuación por su parte, aunque me hace sentir un poco incómoda al no saber cuánto espera de mí. Así que decido darle el doble de lo que se cobra aquí por dar un masaje, que no llega ni a una sexta parte de lo que vale una hora de fisioterapeuta en España. Aconseja que haga unos ejercicios de estiramiento y que descanse. Él sale por la puerta muy agradecido y yo me acuesto en seguida. 

9 comentarios:

  1. mi bichito felis!!!!!!! xq no te hiciste selfie con el... no te lo pidió? que raro....

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  2. AI NENA ESPERO Q NO TE HAYAN JODIDO CON TANTO MACHAQUE, NO ME FÍO MUCHO... YA ME DIRÁS QUE TAL..
    LA FOTO DEL SALTAMONTES ES CHULÍSIMA! LA HAS HECHO TU? SI ES ASÍ DEBERÍAS PONERLE MARCA DE AGUA PORQUE SINO TODAS LAS FOTOS TE LAS ROBARAN, LO SÉ POR EXPERIENCIA DE OTROS BLOGS.
    TE QUIERO!!!!!!

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  3. Bueno, mientras sea una foto todo lo que me tengan que robar...pero gracias por el consejo!Estoy bien, tranquila!

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  4. bueno va segueixo comentant... jejeje. M'encanta llegir-te perque consegueixes traslladar-me allà on ets! només imaginant-me el lloc ja sento una pau... i m'encanta que sàpigues veure la bondat i la saviesa en les persones... creixeras tant amb aquest viatge! i molt millor passar dels llocs turístics i anar a xerrar amb la gent de l'hotel! pregunta moltes coses, sobretot de la seva filosofia de vida que és molt diferent a la nostra, empapa't de tot i segueix explicant-nos igual!

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    1. Així faré! no et preocupis que m'estic deixant portar al 100%!!

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  5. HOLA SILVIA. SOY DAVID SALUDOS Y SUERTE EN TU PROYECTO.

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    1. Hola David!! ...supongo que eres David el de las cajitas, no? jajaja!! Muchas gracias, tú también disfruta de tu viaje!! Besos!!

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